Así se
llama la intervención artística de Máximo Corvalán-Pincheira en la Galería de
la Memoria. Una propuesta experimental, que invita al espectador a reflexionar
sobre los adelantos en los análisis del ADN, sobre la historia política chilena
y ciertas situaciones de desastre.
Es una obra de arte provoca, que
da un golpe en la cara al espectador. La propuesta situada en el Museo de la
Memoria entre el 4 de julio y el 19 de agosto de 2012, está compuesta por 33
piezas escultóricas armadas con tubos fluorescentes, cables, huesos y tuberías,
que brillan suspendidas sobre piletas de agua en la oscuridad. El sonido lo
conforman los zumbidos eléctricos de los aparatos que se aparecen como un
enjambre de insectos luminosos retorciéndose en un paisaje acuoso, un caldo de
la vida.
Érica Sánchez Donas
‘’ El proyecto ADN se construye a
partir de 3 elementos básicos: el agua, la luz (electricidad) y los huesos,
para enfatizar lo siniestro producido por la vibración entre la belleza y el
horror.
El ADN se a convertido en un
concepto icónico de los últimos años, que a sobrepasado las áreas de la ciencia
para adentrarse en otros campos como la estética, la medicina , la agricultura,
incluso puede llegar a reeditar la historia, redefiniéndose hitos y momentos
del pasado con mayor certeza llegando a poner en quiebre el poder de quien la
escribe y narra, afectando juicios, apreciaciones culturales y certezas
personales.
A partir del 2009 surge en el
artista el interés de trabajar en el ADN, idea que se refleja en THE GOAL, obra
realizada durante la residencia en Munster Alemania que fue emplazada en el
parque de las esculturas en el pabellón de Wewerka. El proyecto ADN forma parte
de una reflexión mayor que se resuelve en un ejercicio continuo que produce una
obra en proceso, a través de la cual el artista puede insistir, cruzar y tensar
los conceptos de precariedad y espectáculo. En este caso lo específicamente
significativo, es el campo de la investigación del ADN para el proceso de
identificación de restos humanos sobre hechos catastróficos, como los casos de
los detenidos desapararecidos dinamitados en chile; la tragedia del avión CASA
bimotor 212 de la fuerza aérea que cayo en el archipiélago de Juan Fernández,
incluso en el emblemático suceso de la caída de las Torres Gemelas en Nueva
York. Todos estos casos tienen en común la atomización del cuerpo y solo el
procedimiento de extracción del ADN en los fragmentos, ha logrado recuperar la
identidad de las personas.
Los fragmentos de huesos se
instalan para representar un cadáver que oscila, como aquella herida que nunca
cierra, trayéndonos a la memoria los vestigios brutales del horror arraigados
al ‘’mapa genético’’ de Chile. El icono visual del ADN permite jugar con la
combinación de formas redondeadas del helicoide y la sensación de infinito que
proyecta, que siempre regresa, pero nunca al mismo lugar.
Este montaje sitúa al espectador
de un punto de quiebre entre el horror a enfrentarse a la carga emocional que
contienen los fragmentos de los huesos y la belleza visual de una serie de
objetos lumínicos suspendido sobre el agua que inundan la sala con el sonido de
su caída y multiplican el espacio con sus reflejos. Así, el potencial
dramaticos es transformado, provocando un contraste siniestro donde la luz (electricidad, el agua y los huesos toman un
valor simbólico y de tensión real entre los elementos, generando una especie de
alta vibración que causa perturbación inquietud y crea un dialogo entre lo orgánico
y lo abstracto.
En su conjunto los objetos
lumínicos parecen luciérnagas o moléculas brillando en la penumbra, el sonido
del agua y zumbido invasivo de la electricidad invitan a vivir una experiencia de reflexión sobre las
consecuencias que están generando los adelantos del análisis del ADN sobre la
historia.
GALERIA DE LA MEMORIA
4 de julio al 19 de agosto del
2012
Martes a domingo 10:00 – 18:00 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario